Esta es la historia de Laura, que al igual que yo, reconoció que era una mujer complaciente, y que hacerlo fue el primer paso para entender qué era lo que la me motivaba para serlo. Cuando me di cuenta que ser complaciente, era una elección condicionada por la búsqueda de amor y reconocimiento, me permitió descubrir el poder de decir NO y empezar un viaje hacia la autenticidad.
La Danza de la Complacencia
Había una mujer llamada Laura, conocida por su impecable habilidad para complacer a todos a su alrededor, ella era de las que compraba el café a sus colegas, obviamente ella pagaba… hasta, era de las que cargaba como suyas tareas en el trabajo. Trabajaba tanto, que olvidaba o postergaba actividades tan básicas, como ir al baño.
Laura siempre estaba dispuesta a hacer lo que fuera necesario para ganarse el amor y reconocimiento.
El Deleite de la Aprobación Ajena
Laura creía que la clave para merecer amor y valor residía en su capacidad para complacer a los demás. Así que no había tarea demasiado grande ni favor demasiado pequeño, aunque eso comprometiera su tiempo, su energía, su dinero, su salud, sus principios y sus valores.
La vida de Laura se convirtió en una constante búsqueda de aprobación externa y su valor dependía de la opinión del resto.
La Revelación
Un día, Laura empezó a escuchar un podcast “Ser Feliz: reescribiendo tus historias”. Lo hizo, luego de dar click aquí y allá en su cuenta de Instagram. Fueron las palabras que esa mujer dijo, algo que por primera vez la hizo desafiar y cuestionar sus hábitos de complacencia.
Esta mujer, que se expresaba con una mezcla de humor y sabiduría, le mostró a Laura que su valía no tenía por qué depender de la aprobación de los otros, y aunque no entendía cómo podía ser eso posible, le dio una gran curiosidad.
La Odisea del «No»
Inspirada por lo que escuchó, Laura embarcó en una odisea para aprender a decir «no» sin sentirse culpable.
La primera vez que lo hizo, fue cuando se enfrentó a su hermana, que le pidió cuidar a sus hijos porque ella iría a un concierto con su pareja. Se sintió tan incómodo cuando le dijo “NO, no puedo hacerlo” que inmediatamente sintió esa sensación de “qué egoísta que soy”.
Y aunque esa primera vez, cambió de parecer y cuidó de sus sobrinos, se dio cuenta que Sí se podía.
Incorporar el NO en tu vocabulario
A medida que Laura incorporaba el «no» en su vocabulario diario, descubrió que la resistencia podía ser graciosa.
Sí, ya lograba reírse de sí misma cuando, por primera vez, se negó a asumir una tarea adicional que un compañero, acostumbrado que ella aceptara se encontraba “cara a cara” con el NO de Laura. Casi flaquea, pero cuando estuvo sola en su oficina, no paraba de reir recordando la cara de sorpresa de su compañero.
El Cambio en las Relaciones
Con el tiempo, Laura notó un cambio en sus relaciones. El primer cambio, lo sintió con su novio Luis, cuando de pronto, ella empezó a sentirse bien cuando le decía quiero comer “hamburguesas” en vez de la típica frase “lo que tú quieras Luis”, o cuando era ella la que decidía la película que irían a ver al cine… al fin podía ver la película romántica que llevaba semanas con ganas de ver.
Al establecer límites, descubrió que las personas a su alrededor la respetaban más y sus relaciones se volvieron más genuinas.
Del empoderamiento a la celebración
Laura experimentó un giro notable en sus relaciones a medida que integraba el poder del «no» en su vida; antes temía que establecer límites pudiera alejar a las personas, pero descubrió que su autenticidad en realidad las acercaba más. Al decir «no» a las demandas irrazonables, notó que sus amigos y colegas respetaban sus límites y eso permitió que comenzaran a valorar su tiempo y energía.
A medida que Laura avanzaba en su viaje, se dio cuenta de que “ofrecer su ayuda a alguien” en sí mismo no era el problema, sino lo que la motivaba a hacerlo, y eso marcó un punto crucial en su historia, donde comenzó a entender que cuidar de los demás estaba bien, siempre y cuando no sacrificara su propio bienestar, así que desarrolló un nuevo equilibrio entre satisfacer las necesidades de los demás y atender las suyas.
En lugar de complacer por obligación, lo hizo desde un lugar de amor y generosidad genuinos. Laura celebró sus logros al aprender a decir «no» cuando era necesario y a decir «sí» cuando era auténtico.
El comienzo del viaje hacia la autenticidad
La historia de Laura es un recordatorio de nuestra vida puede transformarse y que siempre ha existido una fuerza interna que reaparece, cuando se equilibra con el autocuidado y el respeto propio. Puedes empezar tu propio viaje hacia la autenticidad, probando decir «no», de vez en cuando, puede ser la clave para encontrar el verdadero amor y reconocimiento, tanto de los demás como de uno mismo. Te invito a descubrir el poder de decir “NO”.
Si tu vida luce como la de Laura y buscas un cambio, sigue mi cuenta de Instagram o a mi cuenta de Linkedin, para que puedas encontrar contenido de valor o solicitar una cita TOTALMENTE gratis.
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