Hace poco tuve la oportunidad de tener a mi papá en casa. Desde la muerte de mi mamá vive solo. Tiene 84 años, es hipertenso, acaba de ser diagnosticado de cáncer de próstata, pero no tiene ningún tipo de dolor, si lo vieras pareciera que no estuviera enfermo. Su visita se debió a que sufrió un desmayo y el doctor recomendó que esta semana estuviera acompañado. Gracias a su visita, pude recordar el momento exacto en que creé una creencia que me ha limitado y marcado toda mi vida. Te invito a conocer de dónde viene el diálogo interno y la importancia de averiguarlo.
El diálogo interno, ese que tenemos con nosotros mismos, cuando nos hablamos, o puede aparecer también en forma de pensamientos, está influyendo en nuestra forma de actuar, y nos puede estar generando miedos, ansiedad, inseguridades; o por el contrario, ese diálogo interno, puede animarnos a llevar a cabo las exigencias que nos plantea el ambiente.
Descubriendo el origen de mi diálogo interno
Estábamos sentados, en la sala de mi casa, conversando sobre el libro que acabo de terminar de leer (Conversaciones con Dios, de Neale Donald Walsch. Justo cuando estaba por levantarme, me llegó una información… No sé bien cómo describir cómo me llega, pero es una especie de “noticiero” que puedo “ver” en mi cabeza. Cuando la información llega así, “siento” que viene en forma de respuesta a alguna pregunta que tengo sobre alguna creencia que he descubierto y quiero averiguar de dónde salió, normalmente pregunto: ¿para qué sirve esta creencia? O ¿por qué tengo esta creencia?
Estoy segura que mi padre ha sido la figura más importante para mí, desde los 5 años. Pero, esa relación ha marcado mi vida, y las decisiones que he tomado desde ese día hace 45 años… ese día en particular lo esperaba que llegara de su trabajo, me había encaramado en el mueble junto a la puerta, así que apenas se abrió me lancé a sus brazos, como la princesa de papá que pensé que era… y solo recibí un “¡quítate!” y su brazo golpeando mi pecho. Ese día sentí por primera vez el rechazo… que yo interpreté como una forma de reacción de mi padre a algo que yo había hecho mal o incorrecta.
Esa historia para mi es el inicio, el inicio de una vida de tortura, sí… tortura, una vida que he vivido y que, gracias a la introspección, al autoconocimiento, a profundizar en mí, a estar en tiempo presente, logré descubrir y liberarme. Esa historia fue “la patada inicial” de la historia que recordé, esa tarde en mi casa mientras conversábamos.
Mi padre siguiendo fielmente la forma en que él mismo fue criado, abría la puerta de la habitación que compartía con mi hermana, a las 6h00 de la mañana, todos los fines de semana y feriados, y nos despertaba para instruirnos que “debíamos ayudar” en casa, que esa “era nuestra obligación”, nuestra forma de contribuir por lo que ellos (mis padres) hacían (sacrificios) por nosotros y lo hacía recordándonos la frase de mi nonno (mi abuelo, su padre): “Cuando tengas los chinches en la cabeza (problemas o preocupaciones) allí no podrán dormir!”. Esa tarde, sentada junto a mi padre, me di cuenta que había recibido una programación semanal, que estableció una creencia que me ha marcado de por vida.
Fue esa programación la que me llevó a decidir inconscientemente que debía “complacer” a otros, porque esa era la única forma de ser merecedora de amor, cariño, valoración o reconocimiento. Lo he contado en otras ocasiones, yo había llegado a pensar que MI VALOR era la sumatoria de todos los “buenos comentarios” que la gente decía de mí, o de lo que la gente pensaba de mí. Así que yo para VALER ALGO, me había dedicado a convertirme en la persona que mis padres, mi familia, mis parejas, mis jefes, etc querían, yo me convertí en una persona complaciente. Y no pienses que lucía como tal, si preguntas a muchas de las personas te podrán decir que yo lucía como una persona segura, confiada, empoderada… pero por dentro, vivía un verdadero infierno.
¿Para qué te cuento esto?
Porque experiencias como la que te acabo de describir, nos llevan a tener comportamientos o hábitos, que son la causa que sintamos que nuestra vida es un verdadero infierno. Te pondré como ejemplo, mi caso: ¿qué tipos de situaciones creerías que acepté para complacer a otros?
Uff! La lista en estos casi 50 años de vida es larguísima, pero he escogido unos cuantos ejemplos HEAVIES, tal vez te suenen algunos:
- En el campo laboral/profesional:
- Aceptaba trabajar sin recibir sueldo
- Normalizaba el trato despectivo o violento de mis jefes
- Trabajaba horas extras sin compensación salarial
- Asumía responsabilidades que no me correspondían, etc.
- En el campo personal/relaciones:
- Soporté parejas que eran violentos verbalmente o manipuladores
- Tuve mi primera relación sexual sin realmente quererla
- Prestaba dinero a mi pareja sin establecer fecha de devolución
- Me esforzaba por quedar bien con todos, etc.
Mi diálogo interno todo ese tiempo no hizo más que llevarme a un hueco profundo, a colocarme en una situación insostenible porque vivía comparándome con todos y siempre sintiéndome menos por no cumplir las expectativas, desconfiando de mí y de mi capacidad, sin reconocer mis logros o considerarlos tan simples que cualquiera los conseguiría, o sin permitirme fracasar o equivocarme. Ese diálogo no me permitía ver más allá, no me permitía ver que esa mujer complaciente NO era yo, no me dejaba ser quién realmente quería ser.
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El diálogo interior si se puede cambiar
Luego de mucho trabajo interno, logré identificar los patrones, logré atar cabos, logré reconocer todos y cada uno de los pensamientos y creencias que validaban mi comportamiento, y al fin pude aceptar que todas a esas personas que estuve complaciendo en realidad eran maestros que me llevaron a situaciones incómodas para que despierte.
Cuando decides inconscientemente, crear estos comportamientos o hábitos, se crea a la par una especie de guión o de libreto, que es el que escuchas el 80% del día… al principio probablemente ni lo notes, pero poco a poco, empezarás a reaccionar ante estas situaciones, normalmente las emociones que sentirás son tristeza, enojo, frustración, ira, etc. Incluso, tu comportamiento empezará a afectar otras relaciones que, en teoría están funcionando bien…
Mientras más rápido empieces a identificar qué frases están escritas en ese libreto, más rápido podrás detener las situaciones que hoy vives y que te parecen injustas, terribles, insoportables, o que te hacen sentir infeliz, triste, enojada, vacía.
Y la forma en que todo puede empezar a cambiar, es cambiando la forma de diálogo interno que mantienes.
¿Cuáles son los tipos de diálogo interno?
En mi experiencia tenemos 4 tipos de diálogos internos:
- Pensamientos relacionados sobre uno mismo: quién soy (identidad, valores, habilidades), sobre lo que hago (estudios, profesión, deportes, hobbies), sobre mis relaciones (familia, pareja, amigos, compañeros, socios, jefes), sobre mis creencias (ideales, filosofía de vida, política, religión, etc.). Se resume en lo que pienso sobre quien soy, que debo o tengo que pensar, decir o hacer.
- Pensamientos que nos permiten crear historias o finales que construimos sobre las situaciones que nos ocurren, es decir son situaciones que NO han pasado pero que nosotros estamos segurísimos que van a ocurrir.
- Así como tengo pensamientos sobre mí, también producimos pensamientos sobre la familia, amigos, conocidos, no conocidos, e inclusive la naturaleza y hasta el mismísimo Dios (acá ponle en nombre que tú quieras) Se resume en lo que pienso que otros deben o tienen que pensar, decir o hacer.
- Y así como tengo pensamientos que crean historias sobre las situaciones que nos ocurren, también generamos pensamientos sobre las situaciones que le ocurren a la familia, amigos, conocidos, no conocidos… y sí, también nos hacemos historias sobre la naturaleza y el mismísimo Dios.
El diálogo interno (los cuatro tipos) pueden marcar tu vida y pueden llevarte al cielo o al infierno. La decisión en realidad es tuya. Mientras más consciente seas de ese diálogo, es más fácil cambiarlo y utilizarlo a tu favor.
¿Cómo identificar el diálogo interno?
Como lo decía el diálogo interno, puede ser consciente o inconsciente, y cuando son negativos o autocríticos, es mejor identificarlos a tiempo para convertirlos en positivos y alentadores.
Aquí hay algunas pautas para identificar el diálogo interno:
- Autoconciencia: Presta atención a tus pensamientos. Sé consciente de lo que estás pensando en diferentes situaciones, sobre todo aquellas que te producen algún tipo de molestia o incomodidad. Enfócate no solo en el pensamiento sino cómo esos pensamientos te hacen sentir.
- Escucha tus emociones: Las emociones a menudo están vinculadas al diálogo interno. Si te sientes ansioso, triste o enojado, o alguna otra emoción negativa (revisa este 👉🏻 artículo) trata de identificar los pensamientos que están causando esas emociones.
- Patrones recurrentes: Observa si hay patrones repetitivos en tus pensamientos. Identifica si existen pensamientos rumiantes, pero sobre todo identifica qué o cuándo se detonan: ¿Hay ciertos temas o situaciones que desencadenan un tipo específico de diálogo interno?
- Autoevaluación: Pregúntate a ti mismo cómo te hablas a ti mismo. ¿Eres amable y compasivo contigo mismo o eres crítico y autocrítico? ¿Cuál es la evidencia que tienes de aquello que piensas de ti mismo?
- Reacciones automáticas: A veces, el diálogo interno puede ser tan automático que ni siquiera somos conscientes de él. Presta atención a las reacciones automáticas que tienes en diferentes situaciones y trata de identificar los pensamientos que las preceden.
- Registro por escrito: Llevar un diario o hacer un seguimiento de tus pensamientos en papel puede ayudarte a identificar patrones en tu diálogo interno.
- Busca ayuda: Si tienes dificultades para identificar o manejar tu diálogo interno, puede ser muy útil buscar ayuda a profesionales como coaches, o terapeutas, según sea tu situación.
Te invito a crear tu propia rutina, la que te traiga resultados, como me los trajo a mí. Al principio puede ser difícil enfrentarse al diálogo interno, pero recuerda que es una parte natural de la experiencia humana, así que aprender a manejarlo de manera positiva puede tener un impacto significativo en tu vida.
Te dejo con una frase que me marcó del libro que menciono al inicio de este artículo: “Cuando te sorprendas a ti mimo teniendo pensamientos negativos, pensamientos que nieguen tu más alta idea de ti mismo, piensa otra vez. Quiero que lo hagas literalmente. Si piensas que estás abatido, hecho polvo, y que de ahí no puede salir nada bueno, piensa otra vez. Si piensas que el mundo es un lugar malo, lleno de acontecimientos negativos, piensa otra vez. Si piensas que tu vida se rompe en pedazos, y te parece que nunca la podrás recomponer, piensa otra vez”
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- Atento a la siguiente publicación…